CASA DEL PARAJE DEL CHARCO.
La Casa del
Charco fue construida hacia 1870. La primera casa que se construyó tenía una
habitación pequeña con una chimenea, carecía
de ventanas, contaba con una única puerta de acceso y el tejado era de piedra
del terreno. Entonces servía de refugio a cazadores, pastores y trabajadores
del monte.
En el año 1947,
siendo dueña de la finca de la Umbría, Dña. Elisa Cánovas Girada, se ordenó su
derribo y la construcción de una nueva casa más grande con corrales para el
ganado, que es la que conocemos hoy en día. Dicha vivienda constaba de un salón
con chimenea y dos habitaciones con ventana, a cada lado del salón. Esta obra
llevó dos años realizarla, ya que una vez gastada el agua del aljibe, hubo que
esperar al año siguiente, después de las lluvias de invierno, a que se volviera
a llenar y poder terminar la obra.
La distribución
de la casa se mantuvo hasta el año 2000 aproximadamente, cuando la finca cambio
de dueño. Entonces se derribó una pared central y se realizó un salón comedor
más grande, ocupando una de las habitaciones. La antigua chimenea fue anulada,
y cambiada al margen derecho de la vivienda. El derribo de esta pared central,
que hacía de pared de carga, ocasionó que, con el paso de los años, la pared
trasera colapsara y se derrumbara una parte. Actualmente se trabaja en un
proyecto de rehabilitación integral.
En aquellos años
el encargado de la finca era D. Benjamín Muñoz Aguilera y el guarda D. Juan
Alcón. Ellos se encargaron de la supervisión de los trabajos de construcción de
la casa, que fue a cargo de D. Francisco Alcón Hernández y Ginés Hernández
Soto, ayudados por los jóvenes peones, Andrés Alcón y Pepe Montalbán.
Toda la
construcción de la casa se realizó con materiales de la zona. Ayudados de
burras, se subió un carro desarmado en piezas por los senderos de la sierra,
que una vez en el charco, se montó y sirvió para recoger la piedra y el yeso. Éste
se extraía en el propio paraje del Charco, se cocía en un horno existente y
luego se molía con un rulo realizado expresamente para este trabajo. El rulo
está en el paraje del charco, enterrado por los constructores de la casa.
Para la
realización del tejado, como los dueños querían que fuera teja plana
alicantina, la cual en aquellos años no estaba muy introducida en la
construcción, tuvieron que llamar a Juan el Cuco y su hijo, que sí sabían la
técnica para colocar este tipo de teja, que, junto con la caña, son los únicos
materiales que se subieron desde La Costera para la realización de la casa.
La finca de la
Umbría, la heredó de D. Enrique Herrera y Dña. Elisa Cánovas, D. Mariano
Cánovas Girada, teniendo como encargados, primero a José Muñoz (Pepe “De las
Casas Altas”) y después a Andrés Rubio Alcón. La propiedad de la finca pasó de
D. Mariano a su hija Dña. María Ángeles Cánovas Molina. Esta la vendió a
Alejandro Lacarcel y de éste pasó la zona de la sierra a Polaris World, que
fueron los que finalmente la cedieron al Ayuntamiento de Alhama de Murcia.
USO DE LA CASA.
La casa era refugio
para cazadores, pastores y trabajadores del carbón y del esparto que hubo en
esos años en la zona, los cuales se pasaban temporadas enteras en la sierra sin
bajar a la pedanía, siendo abastecidos por otros vecinos que les subían las
provisiones.
Entre las
anécdotas vividas allí está la de D. Constantino López, alcalde de Alhama entre
1940 y 1960, gran aficionado a la caza de perdiz, por lo que pasaba temporadas
enteras en la sierra, siendo su refugio la Casa del Charco. Esto ocasionaba que
el ordenanza del Ayuntamiento en aquel entonces, D. Alfonso, viniera a diario
desde Alhama en bicicleta y luego subiera andando con la documentación que
tenía que firmar y también recibir órdenes para el normal funcionamiento del
Ayuntamiento. Aun siendo de noche, si la urgencia lo precisaba, subía
acompañado por los hijos del encargado de la finca, Pepe o Andrés Muñoz, a
localizar al Alcalde.
También a esta zona venían en invierno
pastores de ovejas, e incluso vacas, procedentes de la zona de Santiago de la
Espada y Pontones. Los inviernos en Carrascoy eran más benignos que en estos
lugares y el ganado pasaba todo el invierno en la sierra. Los últimos pastores
conocidos en la zona, fueron los hermanos Zorongos, Paco y Pedro Martínez,
vecinos de la Costera.
La sierra de
Carrascoy, fue el sustento de muchos vecinos de la Costera, sobre todo en los
años duros de posguerra, trabajando en el esparto, haciendo carbón, leña,
pastoreando, etc. El esparto era la fuente de sustento principal, pues servía
para los aperos de las bestias, para el calzado y para muchos más usos. Era tan
importante que el guardia de la finca llegó a pillar robando esparto a las
cuatro de la mañana a vecinos de Sangonera.
De los últimos
trabajadores que utilizaron la sierra como refugio fueron los esparteros Pedro
Pagán, Antonio Mora y Miguel Abellán, y los carboneros Juan “El Ceniza” y
Benito “El Carbonero”, que tenían
las carboneras en la zona del peñón de la Barca.
Textos sacados de Conversaciones con Andrés Alcón y Andrés Muñoz, además de relatos del libro "Alhama de Murcia, topografía, evolución urbana y construcciones populares", de Pedro Luis Cáscales.
Fotografías: José Salvador Rubio Asensio y José Andrés Muñoz Carrasco.