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martes, 27 de octubre de 2020

 

CASA DEL PARAJE DEL CHARCO.

 

     La Casa del Charco fue construida hacia 1870. La primera casa que se construyó tenía una habitación pequeña con una chimenea,  carecía de ventanas, contaba con una única puerta de acceso y el tejado era de piedra del terreno. Entonces servía de refugio a cazadores, pastores y trabajadores del monte.

 

     En el año 1947, siendo dueña de la finca de la Umbría,  Dña. Elisa Cánovas Girada, se ordenó su derribo y la construcción de una nueva casa más grande con corrales para el ganado, que es la que conocemos hoy en día. Dicha vivienda constaba de un salón con chimenea y dos habitaciones con ventana, a cada lado del salón. Esta obra llevó dos años realizarla, ya que una vez gastada el agua del aljibe, hubo que esperar al año siguiente, después de las lluvias de invierno, a que se volviera a llenar  y poder terminar la obra.

 

     La distribución de la casa se mantuvo hasta el año 2000 aproximadamente, cuando la finca cambio de dueño. Entonces se derribó una pared central y se realizó un salón comedor más grande, ocupando una de las habitaciones. La antigua chimenea fue anulada, y cambiada al margen derecho de la vivienda. El derribo de esta pared central, que hacía de pared de carga, ocasionó que, con el paso de los años, la pared trasera colapsara y se derrumbara una parte. Actualmente se trabaja en un proyecto de rehabilitación integral.

 

     En aquellos años el encargado de la finca era D. Benjamín Muñoz Aguilera y el guarda D. Juan Alcón. Ellos se encargaron de la supervisión de los trabajos de construcción de la casa, que fue a cargo de D. Francisco Alcón Hernández y Ginés Hernández Soto, ayudados por los jóvenes peones, Andrés Alcón y Pepe Montalbán.

 

     Toda la construcción de la casa se realizó con materiales de la zona. Ayudados de burras, se subió un carro desarmado en piezas por los senderos de la sierra, que una vez en el charco, se montó y sirvió para recoger la piedra y el yeso.  Éste se extraía en el propio paraje del Charco, se cocía en un horno existente y luego se molía con un rulo realizado expresamente para este trabajo. El rulo está en el paraje del charco, enterrado por los constructores de la casa.

 

     Para la realización del tejado, como los dueños querían que fuera teja plana alicantina, la cual en aquellos años no estaba muy introducida en la construcción, tuvieron que llamar a Juan el Cuco y su hijo, que sí sabían la técnica para colocar este tipo de teja, que, junto con la caña, son los únicos materiales que se subieron desde La Costera para la realización de la casa.

 

     La finca de la Umbría, la heredó de D. Enrique Herrera y Dña. Elisa Cánovas, D. Mariano Cánovas Girada, teniendo como encargados, primero a José Muñoz (Pepe “De las Casas Altas”) y después a Andrés Rubio Alcón. La propiedad de la finca pasó de D. Mariano a su hija Dña. María Ángeles Cánovas Molina. Esta la vendió a Alejandro Lacarcel y de éste pasó la zona de la sierra a Polaris World, que fueron los que finalmente la cedieron al Ayuntamiento de Alhama de Murcia.

 

USO DE LA CASA.

 

     La casa era refugio para cazadores, pastores y trabajadores del carbón y del esparto que hubo en esos años en la zona, los cuales se pasaban temporadas enteras en la sierra sin bajar a la pedanía, siendo abastecidos por otros vecinos que les subían las provisiones.

 

     Entre las anécdotas vividas allí está la de D. Constantino López, alcalde de Alhama entre 1940 y 1960, gran aficionado a la caza de perdiz, por lo que pasaba temporadas enteras en la sierra, siendo su refugio la Casa del Charco. Esto ocasionaba que el ordenanza del Ayuntamiento en aquel entonces, D. Alfonso, viniera a diario desde Alhama en bicicleta y luego subiera andando con la documentación que tenía que firmar y también recibir órdenes para el normal funcionamiento del Ayuntamiento. Aun siendo de noche, si la urgencia lo precisaba, subía acompañado por los hijos del encargado de la finca, Pepe o Andrés Muñoz, a localizar al Alcalde.

 

     También a esta zona venían en invierno pastores de ovejas, e incluso vacas, procedentes de la zona de Santiago de la Espada y Pontones. Los inviernos en Carrascoy eran más benignos que en estos lugares y el ganado pasaba todo el invierno en la sierra. Los últimos pastores conocidos en la zona, fueron los hermanos Zorongos, Paco y Pedro Martínez, vecinos de la Costera.

 

     La sierra de Carrascoy, fue el sustento de muchos vecinos de la Costera, sobre todo en los años duros de posguerra, trabajando en el esparto, haciendo carbón, leña, pastoreando, etc. El esparto era la fuente de sustento principal, pues servía para los aperos de las bestias, para el calzado y para muchos más usos. Era tan importante que el guardia de la finca llegó a pillar robando esparto a las cuatro de la mañana a vecinos de Sangonera.

 

     De los últimos trabajadores que utilizaron la sierra como refugio fueron los esparteros Pedro Pagán, Antonio Mora y Miguel Abellán, y los carboneros Juan “El Ceniza” y Benito “El Carbonero”, que tenían las carboneras en la zona del peñón de la Barca.













Textos sacados de Conversaciones con Andrés Alcón y Andrés Muñoz, además de relatos del libro "Alhama de Murcia, topografía, evolución urbana y construcciones populares", de Pedro Luis Cáscales.

Fotografías: José Salvador Rubio Asensio y José Andrés Muñoz Carrasco.